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Con el apoyo de: Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, financiado por la Unión Europea-Next Generation EU

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Responsabilidad Social

Responsabilidad Social (11)

Somos organización comprometida con la conciliación familiar

La Fundación Gestión y Participación Social tenemos el certificado de Empresa Comprometida C+ tras la verificación externa de la Fundación Más Familia. Esta certificación acredita que FGPS tiene un plan de conciliación laboral y familiar para su personal y que está comprometida con la mejora continua en este apartado.

La Fundación Más Familia, a través de una auditoría externa, ha podido comprobar las medidas que actualmente están implantadas dentro de nuestra entidad como son la flexibilidad horaria, la adecuación del puesto de trabajo en caso de teletrabajo y otras que garantizan la atención de menores o mayores dependientes. Además llevaron a cabo entrevistas a diferentes personas de FFGPS para comprobar que conocían las medidas de las que se podían beneficiar y tratar de recoger propuestas de mejora.

Todo este trabajo ha permitido obtener la categoría C+ de empresa comprometida con la conciliación familiar y laboral. Este certificado nos impulsa a seguir trabajando en el mismo camino y mejorando de manera progresiva con el fin de conseguir mejoras en esta área.

Cabe destacar, que dentro del informe final evidencian que dentro de FGPS “hay un buen ambiente de trabajo” y que existe “una relación de confianza entre los/as empleados/as y la dirección, sintiéndose escuchados, a la hora de exponer cualquier propuesta o disconformidad en materia de conciliación.”

Organización Comprometida con la conciliación familiar. Certificado C+

 

Plan de Igualdad

A partir de julio de 2018 en la Fundación Gestión y Participación Social contamos con un Plan de Igualdad. Aunque desde nuestra fundación no tenemos la obligación de elaborar un plan de igualdad (ya que tenemos menos de 250 trabajadores/as), hemos querido poner de manifiesto nuestro compromiso ante la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres.

Para la elaboración del Plan de Igualdad, desde la Fundación Gestión y Participación Social nos hemos inscrito como empresa participante en el Programa GENERANDO CAMBIOS de la Comunidad de Madrid. Este Programa es una iniciativa de la Dirección General de la Mujer, Consejería de Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid cofinanciado al 50% por el Fondo Social Europeo. El objetivo fundamental del programa es apoyar a las PYME de la comunidad a implementar en su organización los principios de la Ley Orgánica 3/2007 (LOIEMH), de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres.

Desde nuestra fundación entendemos que las condiciones de trabajo inciden en las condiciones de vida de las personas, ya que el tiempo de trabajo constituye el eje vertebrador no sólo de la vida laboral sino, más ampliamente, de la vida social. De ahí la necesidad de avanzar en el cumplimiento del principio de igualdad efectiva de oportunidades, estableciendo unas condiciones que permitan y favorezcan, de manera real y efectiva, la conciliación de la vida laboral y privada. Por consiguiente, con la elaboración del presente Plan se pretende alcanzar el objetivo que fundamenta la Ley 3/2007, así como seguir avanzando en el desarrollo de un marco favorable de relaciones laborales basado en la igualdad de oportunidades, la no discriminación y el respeto a la diversidad, promoviendo un entorno seguro y saludable.

Para la elaboración del plan hemos contado con la ayuda de ESIC Business & Marketing School, que nos ha asistido, formado y asesorado durante todo el proceso, desde la recogida de información del Diagnóstico hasta la redacción final del Plan de Igualdad de Oportunidades.

Como punto de partida hemos realizado un análisis de la en materia de género mediante diversas reuniones de carácter formativo y de asesoramiento con personal directivo y de otros departamentos de la empresa, llegándose a un diagnóstico claro y real de la situación actual. Este Diagnóstico ha permitido conocer la realidad de la plantilla, detectar las necesidades y definir los objetivos de mejora, estableciendo los mecanismos que permitan formular las propuestas que se integran en el presente Plan de Igualdad.

En una segunda fase y, a la vista del diagnóstico, se han planteado unos objetivos de mejora incidiendo de forma expresa en aquellos campos en los que el diagnóstico de situación ha mostrado puntos débiles en aspectos relacionados directa e indirectamente con la igualdad de oportunidades. Los objetivos generales planteados son los siguientes:

  • Promover el principio de igualdad de trato entre mujeres y hombres, garantizando las mismas oportunidades profesionales en el empleo, selección, retribución, formación, desarrollo, promoción y condiciones de trabajo.
  • Garantizar en la empresa la ausencia de discriminación, directa o indirecta, por razón de sexo, y, especialmente las derivadas de la maternidad, paternidad, la asunción de obligaciones familiares, el estado civil y condiciones laborales.
  • Eliminar toda manifestación de discriminación en la promoción interna y selección con objeto de alcanzar una representación equilibrada de la mujer en la plantilla.
  • Prevenir el acoso sexual y acoso por razón de sexo, implantando un código de conducta que proteja a todos los empleados y empleadas de ofensas de naturaleza sexual.
  • Promover mediante acciones de comunicación y formación la igualdad de oportunidades en todos los niveles organizativos.
  • Potenciar la conciliación de la vida profesional, personal y familiar a todas las empleadas y empleados de la empresa, con independencia de su antigüedad.

A tenor de estos objetivos hemos establecido una serie de medidas encaminadas a paliar los déficits hallados y conseguir una efectiva igualdad de oportunidades entre las mujeres y los hombres. Estas medidas se han estructurado en ocho áreas de análisis: estructura de la plantilla, selección, promoción, formación, retribuciones, conciliación, sexismo y acoso laboral y cultura organizativa. Para cada una de estas áreas se define uno o varios aspectos a mejorar y por tanto uno o más objetivos a conseguir para superar las deficiencias detectadas y se detallan las medidas previstas para alcanzarlos, indicando los objetivos a cuya consecución sirven y la fecha de su comienzo. El resumen de medidas es el siguiente:

  • Estructura de la Plantilla:
    • Equilibrar los distintos tipos de contratación para que refleje la proporción de hombres y mujeres en plantilla.
    • Realizar periódicamente un análisis sobre el porcentaje de mujeres y hombres en plantilla.
    • Diseñar un sistema que permita registrar, durante la entrevista de salida, los motivos de los ceses voluntarios.
    • Fomentar la contratación de mujeres/hombres en puestos y categorías en los que estén subrepresentadas/os.
  • Selección: Sensibilizar y orientar a través de formación específica o documentación apropiada a todas las personas que participan en los procesos de selección de personal.
  • Formación:
    • Periódicamente analizar el nº de horas de formación recibida por mujeres y por hombres en la empresa.
    • Formar y sensibilizar en temas de igualdad de género tanto a mujeres como a hombres de la empresa.
    • Formar tanto a mujeres como a hombres de la empresa en liderazgo.
    • Formar y sensibilizar al Dpto. de RRHH.
    • Detectar necesidades, diseñar, planificar y organizar la formación desde un enfoque de género, comprobando que mujeres y hombres acceden por igual a la formación.
  • Conciliación: Elaborar un catálogo de las medidas de conciliación que existen en la empresa y darlo a conocer a toda la plantilla.
  • Sexismo y acoso sexual: Crear un "Protocolo de Actuación" que regule el acoso sexual y el acoso por razón de sexo, incluyendo su definición, un procedimiento de prevención, actuación y de medidas sancionadoras.
  • Cultura organizativa y clima laboral:
    • Informar a la plantilla de la existencia de un Plan de Igualdad, del porqué y los objetivos del mismo.
    • Utilizar un lenguaje no sexista en la redacción de los comunicados internos y externos.
    • Usar métodos y materiales de formación no sexistas (lenguaje, dibujos y fotografías, ejercicios, ejemplos que se utilizan en los cursos, juegos de rol...).
    • Informar a las empresas clientes y proveedoras del compromiso de la empresa con la igualdad de oportunidades y la no discriminación.
    • Trabajar por la eliminación de estereotipos por sexo que puedan afectar a la elección de estudios y profesiones.  

¿Más allá de la RSC?

foto PorterMichael E. Porter es profesor de Harvard Business School, es una autoridad reconocida en temas de estrategia y competitividad empresarial y especialmente conocido por su modelo de las cinco fuerzas, un sistema de análisis estratégico que trata de ayudar a determinar la rentabilidad potencial de un sector o área empresarial.

Junto con Mark R. Kramer, Porter formuló el concepto de creación de valor compartido, entendido como un paso más allá de la Responsabilidad Social Empresarial. Entiende Porter que el planteamiento habitual de la RSC es de el asumir gastos para mitigar efectos sociales negativos que produce la actividad de las empresas, pero que se puede –y algunas empresas ya están aplicándolo– crear beneficio para la empresa generando al tiempo valor para la sociedad civil. El "valor" creado para la sociedad podría no restar del beneficio económico de la empresa sino reforzar la sostenibilidad a largo plazo de ambos.

Porter y Kramer definen valor compartido como “las políticas generales y operaciones de la empresa que aumentan su competitividad y al mismo tiempo mejoran las condiciones económicas y sociales de las comunidades donde la empresa desarrolla sus actividades”.

Algunas afirmaciones del artículo son ciertamente llamativas:
"El concepto de valor compartido difumina la línea entre las organizaciones con y sin fines de lucro."
"En un nivel muy básico, la competitividad de una empresa y la salud de las comunidades donde opera están fuertemente entrelazadas. Una empresa necesita una comunidad exitosa, no sólo para crear demanda por sus productos, sino también para brindar activos públicos cruciales y un entorno que apoye al negocio."
"Como no están encerrados en el estrecho pensamiento de negocios tradicional, los emprendedores sociales suelen estar muy por delante de las corporaciones establecidas en lo que se refiere al descubrimiento de estas oportunidades. Las empresas sociales que crean valor compartido pueden escalar más rápidamente que los programas meramente sociales, los que suelen ser incapaces de crecer y volverse autosustentables."
Queda para la discusión de los especialistas si la idea del valor compartido ya estaba contenida en el propio concepto de RSC o si en la práctica ya se está aplicando la responsabilidad empresarial en el sentido que apuntan los autores. Despierta algunas suspicacias el hecho de que Kramer es director de la consultora FSG –fundada conjuntamente con Porter, que también es miembro del consejo de administración– y que, por tanto, más que ante un trabajo académico estaríamos ante un producto para diferenciarse en el competitivo sector de la consultoría.
También habrá que ver si esta es la ruta para "reinventar el capitalismo y liberar una oleada de innovación y crecimiento", tal como reza (¿optimista, quizá?) el subtítulo del artículo.
Un entorno en el que algunas empresas se crean con el "valor compartido" en su ADN nos evoca una situación típica de la teoría de juegos, en la que unos jugadores se benefician del esfuerzo de otros sin necesitar realizar ellos esfuerzo alguno. Si una empresa que invierte en su entorno social más cercano se va a ver beneficiada en el largo plazo por la mejora de dicho entorno, el beneficio alcanzará seguramente al resto de empresas, incluido sus competidoras. ¿No existe un incentivo para no crear valor social y esperar a beneficiarse del que crean otros? El punto crucial es si es posible crear valor compartido sin disminuir los beneficios empresariales.
En cualquier caso, parecen percibirse cambios en la relación entre algunas empresas y la sociedad a la que sirven, aproximaciones a los problemas sociales que buscan quizá la cuadratura del círculo encontrando fórmulas para servir a los clientes empoderándolos en lugar de otorgarles un rol pasivo. Son numerosos los ejemplos de emprendimiento social que nos muestran que la fórmula "empresa" da cabida a proyectos ideados para producir un cambio social. Porter añade que no sería imprescindible renunciar a maximizar el objetivo económico para aportar valor social, en contraste con lo que se afirma siempre que se habla de emprendimiento social.
Por motivos culturales, parece más sencillo en Estados Unidos ¿Llegará un momento en que aquí no sintamos que existe una oposición –o, digamos, una tensión– entre el beneficio económico y el bien social?
La creación de valor compartido [pdf], por Michael E. Porter y Mark R. Kramer
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Después de la debacle

Recientemente recomendábamos el excelente artículo de Ricard Valls –publicado en la revista Compromiso Empresarial– titulado El futuro de la obra social. Dicho artículo ponía de manifiesto que prácticamente sólo quedan cuatro obras sociales de cajas de ahorro en España en condiciones de seguir actuando como hasta ahora (La Caixa, BBK, Unicaja e Ibercaja). Las demás componen un panorama desolador en el que, si no ha desaparecido más bruscamente su actividad, ha sido en virtud de enajenaciones del patrimonio y disminución de la participación en el capital bancario que prácticamente garantizan que en el futuro su papel será modesto.

Las obras sociales de las Cajas de Ahorro jugaban en nuestro país un papel clave en la financiación de la acción social y la cultura, y se había tejido una alianza fructífera entre ellas y un importante conjunto de entidades no lucrativas muy activas en el terreno de la acción social. Citando a Valls:
"La obra social en colaboración ha sido crítica para el desarrollo de la sociedad civil: el presupuesto de las obras sociales destinado a las organizaciones del tercer sector (496 millones de euros) era casi el doble del famoso 0,7% del IRPF destinado a entidades sociales que en el año 2011 fue de 267 millones de euros."
Este importante presupuesto sostenía en parte proyectos de las entidades del tercer sector y, en otras ocasiones, se canalizaba en proyectos propios desarrollados conjuntamente con estas entidades.

Nos queda La Caixa...

Proyectos como Caixa Pro Infancia, impulsado por Obra Social "La Caixa", del que tenemos conocimiento directo a través de nuestra entidad fundadora, la Coordinadora Infantil y Juvenil de Tiempo Libre de Vallecas.
Se trata de un proyecto que busca mejorar las oportunidades de desarrollo social y educativo de la infancia y sus familias. Un programa que cuenta con el asesoramiento experto de varias universidades y en el que participa un número amplio de entidades del tercer sector. Por cierto, dos aspectos que no suelen coincidir en proyectos promovidos por las administraciones públicas.
Algún proyecto como este se mantendrá en pie, pero no podemos menos que lamentar el paisaje en ruinas que ha dejado tras de sí el proceso vivido por la mayoría de las Cajas de Ahorros. A ojos de profanos en la materia, todo parece indicar que se gestionó mal, alegremente subidos a una burbuja y sin suficiente prudencia.
Si los gestores de las cajas no tenían accionistas a los que rendir cuentas, sí debían haber sentido la responsabilidad que asumían ante la sociedad, ante los ciudadanos. Evitar ciertos sueldos e indemnizaciones que no iban acordes con la calidad de la gestión realizada ni con la situación económica de sus entidades no habría limitado la magnitud del problema, pero el no haberlo hecho es un excelente indicador del grado de sensibilidad con el que se vivieron esas responsabilidades. ¿Buscamos con un candil a alguien que haya renunciado a sus derechos, ya sea como asunción de responsabilidad o como compromiso ético con la continuidad de la entidad?
La situación anterior no volverá. Al menos, no en muchos años. La esperanza se cifra ahora en que entren a participar en este terreno empresas y particulares. Es decir, en la Responsabilidad Social de las empresas y en las donaciones y microdonativos de los ciudadanos. Estaría bien corregir la desventaja de nuestro país, en comparación con los de su entorno, en lo que se refiere a financiación privada de la acción social y cultural. Pero, a la vista de las cifras citadas por Ricard Valls, el reto de sustituir la aportación de las Cajas es enorme. Armémonos de ánimo...
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evalua-t

 

evalua-tLa prevención de riesgos laborales incluye aspectos como la evaluación de los riesgos (con la participación de los propios trabajadores), la formación orientada a la prevención de los riesgos laborales y la vigilancia periódica de su estado de salud.
Todo centro de trabajo debería contar con un plan de prevención de riesgos laborales. ¿Todo centro? Humm... anotemos que la normativa sobre voluntariado tiene una carencia notable en este sentido, puesto que no contiene obligaciones claras de protección de los riesgos que se generan en las tareas realizadas en régimen de voluntariado.
Esto se puede entender como algo más o menos proporcionado a la realidad en el caso de entidades que solamente cuentan con voluntarios (habrá opiniones en todos los sentidos), pero indudablemente crea una clara asimetría en las obligaciones de la entidad cuando esta cuenta también con personal contratado.
Cerrando el paréntesis, volvamos a la prevención de riesgos de los contratados. Cuando la "empresa" (quien quiera que sea que contrate a los trabajadores) cuenta con menos de 10 empleados, el preceptivo plan de riesgos laborales no tiene necesariamente que encargarse a una empresa habilitada al efecto (una mutua, por ejemplo), sino que puede ser elaborado por el propio empresario.
Para facilitar esta tarea, el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo ha puesto a su disposición una herramienta específica, evalua-t, dentro de su página Prevencion10, portal de asesoramiento público para microempresas –menos de 10 empleados– en materia preventiva. Es un recurso poco conocido entre las microasociaciones y creemos importante darlo a conocer y promover el cumplimiento de las normas en materia de prevención de riesgos.
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Evaluación de Impacto desde la perspectiva de las ONG de intervención social

Antonio Rivas, de Redinamo, profesor de algunos de nuestros cursos, reflexiona en este artículo sobre la valoración de los resultados que realmente alcanzamos con la realización de los proyectos.

Evaluación de impacto en las ONGDemostrar que el trabajo que realizamos desde las ONG sirve para algo trasciende con mucho la mera evaluación de los objetivos anuales. Estamos más o menos acostumbrados a la rendición de cuentas (económicas) incluso a tener indicadores para la medición de los objetivos más inmediatos que nos ponemos en los proyectos. Sin embargo, los colectivos con los que trabajamos, ¿dónde estarán en el medio y largo plazo? y ¿cuánta de su mejora en su calidad de viada y acceso a derechos tendrá que ver en alguna medida con la intervención que se hizo desde nuestros proyectos?

En todo proceso educativo y de intervención social es importante verificar, en el medio plazo, cuánto de la transformación social es gracias a los inputs de la intervención. Verificar si algunas posibilidades quedaron coartadas o algunas posibilidades no se explotaron a fondo. También es posible que se estén generando beneficios o desarrollos inesperados, no programados pero que tengan un alto significado para los destinatarios.

Estas preguntas y reflexiones tienen que ver con la comprobación, en el tiempo, del sostenimiento de los resultados logrados en el corto plazo, en definitiva nos conecta con la noción de medición de impacto. El impacto es la cantidad de beneficios que se mantienen en el tiempo una vez concluida la intervención. La función de la evaluación de impacto tiene también que ver con una noción estratégica que quiere aportar datos a nuestro discurso y fundamentar nuestra función social.

Qué queremos evaluar

Cada persona, en nuestro de trabajo de intervención, supone un reto distinto, pues no se trata de alcanzar un estándar predeterminado para cada caso, sino de llegar al máximo de despliegue de potencialidades que cada destinatario pueda llegar. El éxito o el fracaso de cada intervención es un complejo sumatorio de desarrollo de competencias personales, oportunidades en el contexto y aportes técnicos en el momento oportuno.

La evaluación de impacto no debería tanto medir la intervención respecto a un estándar, como los logros de la intervención respecto a las potencialidades y expectativas de cada usuario. En cada caso, es importante atender la relación entre las posibilidades reales (legales, laborales y sociales) durante el periodo de intervención y las potencialidades de la persona.

Hablamos por tanto de equidad, la capacidad de la intervención de facilitar a las personas aquello a la que tiene derecho.

Presunciones para la realización de la evaluación de impacto

Realizar una Evaluación de Impacto presupone que la organización tiene una perspectiva de tiempo y una continuidad de los programas que hacen posibles la realización del trabajo. Junto a ello hace falta añadir una serie de premisas para garantizar la realización exitosa de este trabajo:

  • Es importante tener una previa noción de qué se quería conseguir con la intervención, lo que algunos autores denominan una “teoría del cambio”, qué transformación de fondo se pretendía, en el medio plazo, con el trabajo realizado. Contra esta hipótesis (feed-forward) podremos dotar de sentido a todo la información que recojamos (feed-back).
  • Es fundamental acotar el tiempo. El impacto es una realidad en permanente evolución, la evaluación pretenderá fijar una foto para un periodo de tiempo, buscando identificar la relación causa–efecto entre el estado actual y la intervención técnica recibida. Mantendremos un alto enfoque a la relación causa-efecto, pero sin descuidar un seguimiento de las condiciones del contexto (jurídico, económico, social) como elemento determinante en el acceso a derechos y posibilidades.
  • Es importante incorporar una valoración objetiva (niveles de renta, nivel de estudios, tipo de vivienda, movilidad, ocio etc.) pero también subjetivos de los propios interesados, ¿dónde estaría la persona de no haberse producido la intervención en su propio opinión?. Es interesante hacer del trabajo una investigación participativa.
  • Resultará clave la localización de los propios destinatarios originales en un número suficiente como para hacer la información estadísticamente relevante. Al tiempo será fundamental recuperar una relación de confianza con los destinatarios para que se conviertan en informantes clave de un proceso delicado de recuperar en algunos casos.
  • En todo este despliegue es fundamental medir la capacidad institucional para embarcarse en un trabajo que puede tener fuertes cargas de trabajo y costes de inversión.

Nuestra perspectiva

En definitiva, buscamos ver si, más allá de la consecución y mantenimiento de objetivos “técnicos”, con sus criterios clásicos de eficacia y eficiencia, con atención a indicadores cuantitativos, logramos transformación social. No se pretende medir si nuestro Proyecto es “productivo” en relación a la inversión efectuada. El acceso de una sola persona a educación, sanidad, libertad, dignidad, difícilmente es medible en términos de coste-beneficio.

Sería aplicar a la intervención la misma lógica de mercado que busca mercantilizar a las personas. La evaluación de impacto, desde la prespectiva de las ONG no quiere sólo mirar el nivel de libertad y derechos que han alcanzado las personas sino también las posibilidades que el contexto les ha dado para hacerlo. Supone un enfoque que permite mirar más allá del desempeño del programa para identificar lo esencial: la capacidad de la entidad de generar acceso a ciudadanía universal. Nos permite mirar el contexto con una mirada crítica de fondo, desarmando excusas y exigiendo responsabilidades a otros actores sobre el escenario.

Así mismo nos permite implicarnos en la tarea, no sólo como profesionales, sino como titulares de los derechos que buscamos promover.

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Reinventando el modelo de ONG

Antonio Rivas es socio fundador de Redinamo y colabora con la Fundación Gestión y Participación Social en algunos de nuestros cursos.
Reinventando el modelo de ONGPresenciamos un agotamiento del modelo de ONG “clásica”, la que ha venido operando en España desde los años 90. La desconexión que está haciendo la administración pública, en todos sus niveles, del compromiso de colaboración con las entidades, está llevando a la pérdida de servicios y a la desaparición de tejido social. Se acabó la era dorada de las subvenciones.
Parece mentira, pero las ONGs existían antes de las subvenciones. Eran entidades más capilares, probablemente con mucha menos capacidad de intervención técnica, pero mucho más conscientes de sus reivindicaciones y de los derechos que promovían. Era la época de la militancia. Con la llegada del dinero público avanzamos en lo profesional, en lo técnico, en la gestión, y perdimos la capacidad de movilización, de militancia, de mensaje.
Ahora que el “socio” administrativo se ha desapuntado y deja a la ciudadanía en la estacada, las asociaciones descubren que su capacidad de movilizar, de levantar la voz y de hacer frente en la calle o a través de canales de participación social es prácticamente insignificante. Dejamos que las estrategias de sensibilización y comunicación fueran instrumentales en vez de esenciales, nos centramos mucho en la rendición de cuentas y en la captación de donantes, poco en la generación de base social. Hemos construido un actor con pies de barro, y la constante riada amenaza con llevarnos por delante.
No podemos volver atrás. Pretender volver al modelo de ONG guerrillera y de barrio simplemente no es contemporáneo, pero tenemos mucho que aprender de aquella época y desaprender de ésta que se está cerrando.
Debemos volver a recuperar el sentido de los derechos por los que luchamos, volver a conectar con cierta capacidad de escándalo, debemos volver a construir sujetos sociales conscientes y reales (no solo virtuales) debemos dejar tanta “sensibilización” y evolucionar hacia la vivencia y la participación.
Hay que re-formular los mensajes. Los viejos dilemas y categorías son cada vez más inadecuados, no hay “aquí” y “allí”, “norte y sur”, “inmigrantes y nacionales” hay una realidad de mercantilización absoluta que sencillamente erosiona el concepto de ciudadanía global y de derechos humanos.
Debemos no dejarnos subyugar por el mito de la “profesionalización”. No era la prestación de servicios la esencia de nuestra tarea, sino la promoción de derechos. Debemos volver a inventar los cauces de comunicación y de construcción de comunidades capaces de aguantar proyectos de forma comprometida.
Debemos olvidarnos de cierto modelo de voluntariado que no ha fortalecido más que el consumo de experiencias, debemos olvidarnos de la financiación como si fueramos funcionarios encubiertos, debemos olvidarnos de tanto enfoque de marco lógico y volver a explorar enfoques sociales y de participación comunitaria.
La era digital no nos puede pillar en el lado malo de la brecha, necesitamos volver a la creatividad para recuperar una nueva forma de militancia. Hay formas modernas de participar, las redes sociales nos dan una enorme pista, las cooperativas de consumidores, las redes de solidaridad, nuevas iniciativas políticas. Hay que salir ya del mensaje de desesperanza que inmoviliza y atenaza.
Tenemos que instalar mensajes de positividad, de esperanza, dar cuenta de lo que sí se puede, generar un clima social que simplemente rechace la corrupción y el clientelismo formará parte de las nuevas estrategias de “sensibilización”. Frente a la cultura del miedo y el mensaje de que lo que “viene” es “inevitable”, está muy en nuestras manos volver a construir una arquitectura que dé otras posibilidades y ahí volveremos a encontrar sentido y estrategia para nuestra tarea como ONGs.
Nunca hubo tantos derechos nuevos que conquistar y tantos antiguos que mantener. Seremos las ONGs (asociaciones, fundaciones, cooperativas) las que podrían articular formas de hacerlo o simplemente ocuparemos cada vez más un lugar social irrelevante.
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Baja la confianza en las ONGs

Tal como recoge recientemente Compromiso Empresarial, el barómetro de confianza Edelman refleja este 2012 una imagen ambivalente para las entidades no lucrativas. Por un lado, las sigue reconociendo como las organizaciones más valoradas globalmente mientras que, por otro, hace notar el descenso de valoración que sufren.

Este barómetro, elaborado por la consultora Edelman desde hace 12 años, trata de medir la confianza en cuatro instituciones clave: gobierno, empresas, medios de comunicación y ONGs.

Evidentemente, la fiabilidad que le otorguemos a un estudio de estas características estará en consonancia con la que nos merezca los conceptos que maneja (¿qué es confianza?) y la metodología seguida. Fue llevado a cabo entre octubre y noviembre de 2011, mediante cuestionarios online en 25 países, sobre una muestra de 25.000 personas con las que compara las opiniones de otro grupo considerado como más informado, que cumplía ciertos criterios en cuanto a nivel de estudios, de ingresos, de lectura de medios de información y de publicaciones de negocios..., en dos grupos de edad (25-34 y 35-64).

Aun sabiendo que no es una encuesta centrada en reproducir la opinión del ciudadano medio y conociendo las dificultades de llevar a cabo un estudio de este alcance, la tendencia que refleja debe llamar a la reflexión. El documento destaca la caída en la confianza a nivel general en sus instituciones que han reflejado las respuestas en tres países, sin duda por motivos diversos: Brasil, Japón y España. También es notable el incremento de un 75% que se aprecia en la confianza hacia las redes sociales y la bajada de confianza en las ONGs, del 60% al 51%

imagen confianza en ONGs.

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De la conciliación al equilibrio

Seguramente, antes no sentíamos igual la necesidad de conciliar la vida laboral y profesional. Eran otros tiempos, era otro mundo, teníamos otra sensibilidad (más bien, no la teníamos).

Bueno, seamos serios, siempre ha habido mujeres trabajando y tenían que compatibilizar su trabajo con las responsabilidades familiares que les habían caído en suerte. Pero la "sensibilidad" del momento hacía que los demás no prestaran especial atención a esas situaciones. Ahora es una cuestión de justicia que no podemos soslayar. Ni tienen que salir "perdiendo" en esa dificultad de conciliación las mujeres ni tienen por qué hacerlo los hijos o las personas dependientes. "Conciliar" no es tarea de sólo un miembro de la pareja.

Hablamos últimamente de "conciliación" como un pacto de condiciones laborales con ciertos aspectos de flexibilidad (jornada, permisos, excedencias, suspensión del contrato de trabajo...) que facilita a las personas que trabajan atender responsabilidades de carácter personal. Esto está bien. Está claro que el trabajo puede interferir en nuestras prioridades, pero no abarca más que una parte limitada del problema. Imposible introducir en ese pacto nuestra responsabilidad para con otros –amistades, por ejemplo–, imposible solucionar otros aspectos de la vida –emocionales, físicos o intelectuales–. Simplemente, la vida no se deja "gestionar" satisfactoriamente ...o no sabemos hacerlo.

Nuestra empresa, asociación, fundación... no nos va a solucionar el problema (y con mayor motivo si somos trabajadores autónomos, pues nos explotaremos todavía más). Cierta flexibilidad en el trabajo es importante –por supuesto, abogamos por que las entidades sociales profundicen en mejores condiciones para quienes trabajan, contratados o voluntarios, en sus proyectos–, pero no es la solución a todo. La vida urbana, hoy, supone un reto al que muchos sentimos que no nos estamos enfrentando bien.

Una muestra de lo paradógicas que son las cosas es que muchos experimentan que estar un tiempo prolongado con la familia estresa todavía más ("a ver cuándo empieza el colegio otra vez...") ¿Será la falta de costumbre? Sería triste concluir que la vida familiar mejora... manteniéndola reducida.

Se trata de un aspecto de algo más extenso. El problema puede ser el equilibrio personal, que entronca directamente con cuestiones cognitivas y sociológicas. Deseamos y visualizamos una vida que no conseguimos que cobre realidad. Aspiramos, quizá, a algunas cosas difícilmente alcanzables. Quizá nos ayudaría el consejo de Nigel Marsh de centrarnos en las cosas pequeñas y de asumir el control y la responsabilidad de nuestra vida [está en inglés, pero se pueden activar subtítulos en español, penúltimo idioma en el desplegable, junto a la tecla "play"].

Una reflexión sobre nuestras pautas de consumo y sobre dónde se nos está escapando el tiempo sin duda nos ayudaría. Lo sabemos todos, pero no solemos darle la prioridad necesaria.

Lo cierto, trasladándonos al terreno de la gestión, es que cuando se tiene responsabilidad sobre otros en el trabajo estas cosas importan. No simplemente lo que se va incorporando a la normativa laboral o a la práctica mejor o peor de mi entidad, sino nuestro equilibrio personal como coordinador, jefe, director, mando intermedio, formador, responsable de... Nuestro propio equilibrio nos interesa primeramente a nosotros, pero afecta directamente a los demás. Enrarece o purifica el ambiente. ¿Cómo es de puro el aire –metafóricamente, se entiende– en mi entorno de trabajo/voluntariado?

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Las cláusulas sociales

Presentada una Guía práctica de cláusulas sociales en la contratación pública por la Plataforma de ONG de acción social y la Taula de entidades del Tercer Sector Social de Catalunya.

Cada vez es mayor la presencia de entidades del Tercer Sector en procesos de adjudicación de gestión de servicios públicos. Bien desde un análisis de corresponsabilidad en la gestión de este tipo de servicios, donde las entidades sin ánimo de lucro tienen un compromiso hacia los beneficiarios más allá de la simple generación de actividad económica. O bien, porque se ven abocadas a este tipo de procedimientos dada la creciente tendencia externalizadora por parte de la administración de ciertos servicios sociales.

Por ello, las asociaciones sin ánimo de lucro, se ven participando de un procedimiento amparado por la nueva Ley 30/2007 de Contratos del Sector Público, donde no se tiene en cuenta las peculiaridades de su sector. Sirva de ejemplo, el claro perjuicio que supone para una entidad exenta de IVA participar en una licitación que estipule el precio con el IVA excluido de la base del cálculo para la adjudicación, ya que para una entidad exenta, el IVA soportado en las compras, al no poder deducírselo, se convertirá necesariamente en un coste, mientras que para una sociedad mercantil, el IVA soportado podrá deducírselo del repercutido en la facturación de dicho servicio al organismo público, lo cual le resulta más ventajoso económicamente a la empresa y más costoso a la administración, contradiciendo el principio de eficiencia en la utilización de los fondos públicos y de selección de la oferta económicamente más ventajosa reconocido en el artículo primero de la propia Ley.

Igualmente, la administración debe garantizar que los objetivos planteados para el servicio serán alcanzados con calidad por la entidad contratada y que a su vez se realizará con los menores recursos públicos posibles (principio de eficiencia). Y esto se debe poder valorar a través de una serie de cláusulas objetivas que sirvan para establecer una puntuación entre las ofertas presentadas.

Pues bien, en ocasiones la administración se encuentra con dificultades para valorar objetivamente algunos aspectos relacionados con la dimensión social y de atención de las personas destinatarias de los servicios públicos, y en los que claramente el tercer sector aporta un valor añadido. Aspectos como la base social del tercer sector, conocimiento de la problemática concreta de los destinatarios, dimensión comunitaria en la ejecución de los proyectos, participación del usuario en el diseño y la mejora del servicio, etc. deben ser tenidos en cuenta a la hora de valorar los proyectos, y deben facilitarse herramientas para la correcta valoración de los mismos en el procedimiento de contratación.

foto del actoCon este objetivo, la Plataforma de ONG de Acción Social y la Mesa de entidades del Tercer Sector Social de Catalunya presentaron ayer en Madrid, en la sede del IMSERSO, la versión en español de la Guía de Cláusulas Sociales.

El acto, al que asistieron casi 100 personas, arrancó con la presentación del presidente de la Plataforma de ONG de Acción Social, Juan Lara, y de la presidenta de la Mesa, Àngels Guiteras.

Posteriormente, el Jefe de la Asesoría Jurídica de la Conselleria de Administración Local del Tribunal de Cuentas, Jorge Ferrán, analizó la relación entre la Contratación Pública y el Tercer Sector Social, mientras que el vicepresidente de la Mesa, Enrique Morist, abordó la situación del sector en Cataluña. Por último, uno de los miembros de la Comisión que elaboró la Guía, presentó esta herramienta y ofreció todos los detalles al respecto.

Quienes estén interesados en conocer esta publicación, pueden acceder a ella en formato electrónico a través de este enlace:

El valor añadido del Tercer Sector en la prestación de servicios públicos, Guía práctica de cláusulas sociales en la contratación pública de servicios sociales y de atención a las personas.

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  • c/Javier de Miguel 92. 28018 Madrid.
  • Telf: 91 223 04 14

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